En el marco de la propuesta educativa Encoratja’t por la igualdad de género y la violencia cero, hoy tenemos el placer de entrevistar a Núria Solsona. Núria Solsona Pairó es profesora e investigadora, experta en coeducación y en historia de la ciencia. Es miembro de diversos grupos de trabajo para la igualdad y la coeducación y responsable de programas internacionales, cursos y másteres universitarios. Entre otras publicaciones, Núria Solsona también es la autora de Ni princesas ni piratas, un libro que nos ayudará a educar a los niños y niñas en libertad, a través de la coeducación, promoviendo la igualdad de oportunidades y alejándonos de los estereotipos. ¡Os lo recomendamos!

¿Identidad sexual o identidad de género?

La identidad sexual hace referencia a las características biológicas de nuestros cuerpos, como los órganos genitales internos y externos, la carga hormonal o los cromosomas; lo que nos clasifica como machos y hembras. El sexo marca las diferencias biológicas y hace  diferentes los genitales, los pechos y las caderas de las mujeres y los hombres. Las personas nacemos con un sexo biológico, pero no nacemos conscientes de ser mujeres u hombres. La apariencia genital externa es el primer criterio para la atribución del género. Con el término género se establece sobre las personas una clasificación de origen cultural, que ya no se basa en la genética o la biología, pero que nos otorga una identidad de género concreta, una manera de ser, de expresarnos, de actuar y de sentir que reproduce las desigualdades por razón de sexo y discrimina aquellas personas que se atreven a salir de las normas. Para entender el comportamiento de las personas se debe saber que no podemos distinguir entre el sexo y el género; no podemos saber exactamente qué actos son debidos al sexo y cuáles son debidos al género. La distinción es visible en muy pocos casos, como por ejemplo en la reproducción humana, pero en los otros comportamientos domina el modelo de género con el que la persona ha sido educada.

¿Qué papel juega la familia en la definición del género?

La familia tiene un papel muy importante en la educación y por lo tanto en la adopción de los modelos de género. La educación familiar o socialización primaria es toda la información e interacción que se lleva a cabo en el si de la familia. Los procesos de socialización modelan las personas de acuerdo con unos patrones y lo hacen de una manera muy potente. Una parte de esta socialización es relativamente explícita y la nombramos educación, mientras que la otra parte no es explícita y es formada por eso que las niñas y niños ven a su alrededor des de que nacen: los comportamientos de las personas adultas, las respuestas que reciben, etc.

¿Y la escuela o esplai?

La escuela y el esplai son los otros agentes socializadores, además de la familia. Son los agentes principales a la hora de transmitir los mensajes que condicionarán la construcción dela identidad. Por eso se llama socialización secundaria la que realiza la escuela u otros agentes socioeducativos como el esplai. Se tiene que vigilar si se asignan tareas diferentes a las chicas y los chicos, por ejemplo más relacionadas con la cura en el caso de las chicas y con el uso del espacio público en el caso de los chicos. Esto supondría de manera explícita una socialización discriminatoria según el género.

¿Y la sociedad en general?

La sociedad en general refuerza los modelos de género a través de los estereotipos. Los estereotipos de género son el conjunto de ideas que nuestra sociedad construye como patrones culturales que marcan el comportamiento de mujeres y hombres, de niñas y niños, en un momento histórico concreto. Los estereotipos de género intervienen en la socialización de los niños/as.

¿A qué edad los niños/as empiezan a impregnarse de estereotipos de género?

Los estereotipos de género existen des del momento de nacer, por ejemplo en la manera que la madre y el padre se dirigen al bebé, los juguetes que escogen, el color de la ropa o el tono de voz con el que le hablen. Las últimas investigaciones indican que hacia los tres años los niños y niñas empiezan a tener conciencia de que son niñas o niños. Y por lo tanto, a partir de esta edad pueden empezar a apropiarse de los estereotipos.

¿Nos puedes nombrar cuatro de los estereotipos más recurrentes en nuestra sociedad?

Algunos estereotipos atribuidos al género femenino son la belleza, la disponibilidad, la ternura y la baja autoestima. Y algunos atributos al género masculino son el autocontrol, la agresividad, la tendencia a dominar y la baja afectividad.

¿Qué es la coeducación?

La coeducación es un cambio cultural que elimina el androcentrismo y construye una cultura en la que las tareas atribuidas a los dos géneros tienen el mismo valor, a la misma vez que se elimina la imposición de los géneros en función del sexo.

¿Nos das 3 ideas para favorecer la coeducación en la escuela y el esplai?

Para favorecer la coeducación en la escuela y el esplai se debe prestar atención a los diferentes indicadores coeducativos. Por ejemplo, se deben analizar los cuentos y relatos que se utilizan en las actividades. Analizar los protagonistas principales y secundarios, ver si las niñas salen representadas y quién aparece haciendo papeles secundarios. Los cuentos tradicionales se pueden descodificar con una mirada coeducativa e introducir cambios en los personajes y a las relaciones entre ellas. Si analizamos los juguetes, vemos que en general las niñas juegan con muñecas y cocinas, y los niños con pelotas y coches. Para introducir cambios, se debe detectar el sexismo en la práctica cotidiana y administrar los juegos y los juguetes para que se haga un uso no sexista. Es relativamente fácil diseñar actividades para que las niñas jueguen con coches y se debe potenciar las muñecas en los juegos masculinos. Una tercera idea se refiere a la introducción de los saberes femeninos y los saberes de la cura. Si queremos educar en la construcción de personas autónomas y con empatía respecto a los otros, tenemos que incorporar los saberes de la cura instrumental, como cocinar, planchar y comprar. Por otro lado, el conocimiento académico ha ignorado los saberes femeninos construidos durante los siglos por las mujeres y ahora es el momento de recuperarlos. 

¿Y esta manera de educar nos puede ayudar a prevenir la violencia de género?

Esta manera de educar es la principal vía de prevención de las relaciones abusivas y de la violencia machista. Cualquier insulto o trato de menosprecio que pase desapercibido en la vida cotidiana de la escuela o el esplai es la semilla de la violencia de género. Se debe tener en cuenta que no solo las chicas, sino que también los chicos que no responden a la masculinidad hegemónica son víctimas de la violencia machista.

¿Cómo influye el patio de la escuela en las relaciones entre niños y niñas?

El patio de la escuela podría parecer un espacio neutro, pero tiene una fuerte carga educativa y las interacciones que se producen no son libres de sexismo. Los niños ocupan el espacio central, donde se mueven mejor jugando, en general, a futbol, uno de los lemas de la masculinidad hegemónica. Las niñas acostumbran a hacer juegos tranquilos en la periferia. En el patio de la escuela, las niñas aprenden a asumir su lugar secundario y ser protagonistas de los márgenes, aprenden a ceder el espacio con facilidad; hasta si los chicos no están, dudan en ocupar el espacio central del patio. A medida que se van haciendo mayores, el aprendizaje del dominio del espacio implica, por parte de las niñas la imposición sobre el entorno y el ejercicio de formas de violencia y agresivas que les permiten asegurar el dominio ante posibles resistencias. Y las niñas aprenden que su sitio natural en la vida es ocupar los espacios periféricos.

Más información sobre la coeducación

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